martes, 28 de agosto de 2012

Anti-Museos

Museo se define como una institución, publica o privada, que expone, conserva y/o investiga con propósitos de estudio, educación y deleite obras de arte o científicas; siempre con un valor cultural.

Anti-museo por accidente
Creo que era el 9 o 10 de Enero de este año cuando entre al Guggenheim de Nueva York. Fui sin saber cual era la colección permanente del museo ni cual era la exposicion actual... Es más, fui sin que esto me importe.

Había planeado mis visitas a los museos de la gran manzana en direccion Sur-Norte, sabiendo que la frutilla del postre iba a ser recorrer esa rampa interminable, ese paseo fluido, sutil, casi orgánico que solo Wright podría haber creado. Iba a un museo a ver el museo. Entré para verlo por dentro y no por lo que expone dentro. Fui a pasearlo, recorrerlo y perderme en sus espacios...

Resulta extraño (o redundante? o estupido? o solo diferente?) usar una obra de arte para albergar obras de arte.

Si nos detenemos en museos realizados durante el clasicismo veremos que, si bien todos tienen su intencionalidad de mostrarle al mundo su función (arq parlante), lo hacían con solemnidad y hasta con una actitud en la que se ponian debajo de las obras que éste albergaba: La arquitectura era el recipiente del arte y ésto jerarquizaba la exposición que contenía.

Caso contrario sucede con el Guggenheim de Wright... Creo que pocos saben cual es su exposición permanente. Y creo que nadie iría por primera vez por las obras que contiene. Por eso es un Anti-Museo, porque se revolucionó ante su función y subió un peldaño: En lugar de ser solo un contenedor de obras de arte, pasó a ser una obra de arte albergada por la ciudad.

Recuerdo que la exposición  permanente del Guggenheim es maravillosa. Hay grandes obras constructivistas y muchas del arte Pop que me encantaron... Pero al final, Kandinsky y Warhol están a la sombra de Wright.

Igualmente, algo maravillosamente diferente sucedió el día que estuve allí: Al entrar tuve la suerte de que estaba en exposición la obra del italiano Maurizio Cattelan, artista extraño y poco convencional que pidió que todas sus obras sean colgadas del techo.

Esta fue mi primera imagen al entrar  y no pude contenerme de sacar una foto.
No se si el pedido de Cattelan respondió solo a su propia intención de ser diferente. Sea cual sea la razón, esta fue la primera vez en la que el espectador y el artista convivieron en el espacio principal del museo, que paradojicamente no son las salas de exposición. 



El museo deseado y el anti-museo conseguido se fusionaron en una serie de muñecos bizarros colgados del techo... Nunca pensé que diria una frase así... Como sea, gracias Don Maurizio!

Anti-museo buscado
A un océano de distancia, en Bilbao, está el caso del otro Guggenheim, obra del siempre controvertido, siempre extraño y siempre jocosamente criticable Frank Gehry.

El resultado es el mismo. Es más, en este caso está mucho más acentuada la idea del anti-museo. Esta obra nació con la intención de ser una obra de arte para la ciudad, y las obras que expone... A quien le importa?
Al parecer Bilbao se encontraba en una especie de limbo turístico y, ante la necesidad de hacerse notar, lo llamaron a Gehry: Nadie mejor para un trabajo como ese!


Podríamos decir que durante el siglo XX la ciudad fue mutando hacía la premisa de que sus calles pueden convertirse en un paseo artístico. Si bien algo así ya estaba planteado desde el Barroco e hizo cumbre en París gracias a Haussman , no es exactamente lo mismo a lo que me refiero: El paseo artístico urbano del siglo XX no consiste en una lógica urbana, sino en repartir por la ciudad pequeñas joyas arquitectónicas. A veces esto sale muy bien (Nueva York, Chicago) y a veces sale muy mal (Las Vegas, Miami).
Y Gehry está en todas ellas...

Como sea, el Guggenheim de Gehry siempre intentó ser un anti-museo, y lo logró y cumplió con su objetivo de llamar la atención y atraer turismo sin importar qué obras albergue.
Por algo la ciudad de Springfield lo llamó a él para hacerse notar y darle sombra a su vecina enemiga Shelbyville.
Nuevamente Gehry se come mi critica negativa. Recibe el golpe y aun así cae parado...Como siempre.

Caso extraño
El último caso que voy a analizar es el museo del holocausto de Berlin, obra de Daniel Libeskind, al que podemos considerarlo como un museo especial: En este caso lo que se alberga no es arte, sino historia. Y no cualquier historia, sino una historia marcada por la muerte y la inhumanidad.


Lo diferente de esta obra es que lo que expone no es más que el interior mismo del museo: Un paseo oscuro, zigzageante y desgarrado por el dolor. Un reflejo del sentimiento del pueblo judío en la segunda guerra mundial.

De hecho, desde su apertura y durante un año el museo no albergaba nada! La exposición consistía únicamente en recorrer sus pasillos... Suficiente para generar en el visitante sensaciones fuertes de opresión, oscuridad y desesperanza.
Luego se incorporaron varias exposiciones de fotografía, video y objetos varios. Pero esto nunca fue más que el paseo que las albergaba.

Le quitó todo el protagonismo a la exposición y al final son sus sinuosos pasillos quienes actúan como catalizador sentimental. La obra de Libeskind desarrolla con sus paredes una fuerte reacción en el espectador, con un objetivo poco común en el mundo del arte: la memoria.

En fin...
Es importante no darle una connotación negativa a un anti-museo. Estos no son más que un piquete de la arquitectura en busca de mayor protagonismo, de ser reconocida como arte y no solo como una función accesoria. Los resultados son positivos tanto para el artista, como para el arquitecto, la ciudad y sus habitantes.

Y si bien la maravillosa Composición VIII quedó algo relegada en alguna sala del Guggenheim de NY, Kandinsky igualmente debería sentirse honrado de ser albergado por una obra de arte y no por una caja sin sentido e ingenieril; por más que allí dentro hubiese sido la única reina del baile.
Mejor que Wright la saque a bailar y disfrutemos de los resultados...

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